Algunas personas leerán “queer” como sinónimo de “gays y lesbianas” o LGTB. Esta lectura se le queda corta. Aquellas que quisieran colocar tal término dentro de las construcciones de “L”, “G”, “T” o “B” no harían más que limitarlo. Queer no es un término estable donde permanecer. Queer no es simplemente otra identidad más que puede enmarcarse dentro de una lista de categorías sociales predefinidas; tampoco es una suma cuantitativa de nuestras identidades. Más bien es la oposición cualitativa a presentarla como una identidad estable, dando problemas al manejar los límites identitarios convencionales. Queer es un territorio de tensión, definido contra el dominio histórico del heteropatriarcado blanco y monógamo, además de servir como convergencia para todos los marginados, apartados y oprimidos. Queer es lo anormal, lo extraño, lo peligroso. Lo queer implica nuestra sexualidad y nuestro género, pero es mucho más. Es nuestro deseo y fantasías, y más todavía. Queer es la cohesión de todo aquello que está en conflicto con el mundo heterosexual capitalista. Queer es el total rechazo al régimen de lo Normal.
Impreso clandestinamente por la Mary Nardini gang, compuesta por criminales queers de Milwakee, Wisconsin.
Traducido y editado por Distribuidora Peligrosidad Social